El tejido miofascial, sistema básico sobre el que la que terapia miofascial diagnostica y actúa, engloba y une los músculos y los órganos del cuerpo mediante un conjunto de fibras formando cadenas musculares y articulares. De esta forma, toda acción localizada en un elemento concreto de alguna de las cadenas miofasciales repercutirá sobre el conjunto.
Cadenas musculares y cadenas miofasciales
Un músculo no es una entidad aislada de los otros músculos y responsable de de uno o más movimientos concretos (extensión de cadera, flexión de codos…). El análisis más exhaustivo de la motricidad demuestra que, para realizar los movimientos funcionales, nuestro cuerpo no utiliza los músculos de manera individual sino en cadena.
Surge así el concepto de cadena muscular, en la que cada músculo no es el principio ni el fin de un movimiento del cuerpo sino como un componente de una cadena funcional que puede trabajar como cadena cinética abierta o cerrada al ejecutar los movimientos.
Dado que el músculo no está formado únicamente por fibras musculares sino también por fascia (los filamentos de colágeno se entremezclan con ellas dando un aspecto blanquecino al tejido), lo correcto sería hablar de cadenas miofasciales al designar estas líneas funcionales formadas de fascia y músculo.
Los músculos, como órgano de las cadenas miofasciales, desempeñan un papel fundamental en todas las funciones del cuerpo, entre las que destacan principalmente la locomoción y el mantenimiento del equilibrio.
El movimiento en la terapia miofascial
La satisfacción de la mayoría de las necesidades humanas requiere de la motricidad ejecutada por los músculos.
Una actividad muscular óptima implica la existencia de un buen equilibrio y de coordinación entre cada uno de los grupos musculares, capacidad en la que desempeña un papel muy importante los patrones motores y posturales adquiridos durante el transcurso de la ontogénesis, de manera muchos desequilibrios musculares con sobrecargas y numerosas alteraciones funcionales de las articulaciones tienen su origen en las modificaciones o variaciones de los movimientos óptimos que hemos desarrollado ya desde la primera infancia.
La identificación de los estereotipos motores y de la función de cada músculo en relación con un grupo muscular permite al profesional de la terapia miofascial y de otras disciplinas que aplican los mismos principios actuar de forma precisa sobre el patrón patológico.
La postura en la terapia miofascial
Junto con la motricidad, el mantenimiento del equilibrio es una de las funciones musculares fundamentales que la terapia miofascial estudia para encontrar alteraciones y disfunciones en las distintas cadenas miofasciales.
Con los órganos del equilibrio, los propioceptores situados en músculos, tendones, fascias y articulaciones desempeñan un papel crucial en la estática postural.
El análisis de la postura en la bipedestación (posición de pies, pelvis, inclinación de cabeza…), y la comparación entre la cintura pélvica y escapular en reposo permiten determinar el patrón patológico fundamental de las disfunciones que producen las lesiones.
Una adecuada corrección de esas posturas es la solución que resuelve gran cantidad de sintomatologías.
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Me interesa aprender más del tema para poder ayudar sobre todo para poder ayudar a lesiones que la raíz del problema viene de más arriba o de columna como el caso de una condromalasia roruliana. Gracias