Fisiología de la fasciaSin categoríabiofotones

Esta es una traducción ligeramente editada de un artículo publicado por nuestro profesor colaborador Bruno Bordoni. El artículo original puede encontrarse en este enlace: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5871034/#bibr55-2515690X17750750

Resumen

Cada estructura corporal está envuelta en tejido conectivo o fascia, creando una continuidad estructural que da forma y función a cada tejido y órgano. El tejido fascial se distribuye uniformemente por todo el cuerpo, envolviendo, interactuando y permeando los vasos sanguíneos, nervios, vísceras, meninges, huesos y músculos, creando varias capas a diferentes profundidades y formando una matriz metabólica y mecánica tridimensional. Este artículo revisa la literatura sobre la emisión de biofotones y sonidos ajustables por el sistema fascial, ya que estos cambios biológicos podrían ser un medio de comunicación celular local y sistémica y convertirse en otra herramienta de evaluación para los profesionales manuales (de terapia). Este es el primer artículo que discute estos temas en un solo texto, tratando de traer tal información a un área de aplicación que es beneficiosa para los terapeutas manuales.

Comunicacion Fascial

El sistema fascial tiene varias herramientas para comunicarse dentro y fuera del cuerpo, precisamente por su característica de envolver y apoyar cada área corporal. Estas comunicaciones permiten una rápida adaptación de las funciones corporales, desde la postura a la función metabólica, desde la expresión vocal a la percepción psicológica y del dolor, afectando la salud y el bienestar de la persona. Una vez más encontramos la capacidad de comunicarnos con la actividad eléctrica, ya que sabemos que el sistema fascial distribuye pulsos eléctricos en conjunción con el sistema nervioso central y periférico o independientemente de él.

La fascia se comunica con herramientas líquidas, a través de conductos conocidos como conductos Bonghan, una red que transporta información a todas las partes del cuerpo, independientemente de los sistemas linfático y sanguíneo. Las herramientas metabólicas sintetizadas a través de la señalización paracrina y autocrina por la fascia, ponen a todo el cuerpo en comunicación con diferentes moléculas capaces de influir en el comportamiento tisular, muscular, visceral, óseo y neurológico. Las células individuales que componen el sistema fascial, como los fibroblastos y los telocitos, son capaces de comunicarse físicamente con las células vecinas y distantes, a través de los puentes que dichas células crean temporalmente para transportar flujos de información orgánica. La presión generada por la contracción y el alargamiento del sistema miofascial permite que las células se deformen y adapten, fenómeno que está en la base de la mecanotransducción; la presión es otra poderosa herramienta de comunicación para todo el organismo.

Hay otros medios de comunicación del sistema fascial que se estudian menos, aunque son igualmente importantes, como el sonido generado por el deslizamiento de las distintas capas fasciales y la luz que emite rítmicamente la fascia.

El objetivo de esta revisión es tratar de entender si los biofotones y los sonidos ajustables pueden ser útiles en la práctica de la terapia manual, como una nueva evaluación a utilizar para validar la respuesta del paciente después de la aproximación del operador.

Emisión de Fotones Ultra-Débiles

Los sistemas biológicos emiten continuamente luz débil. Este fenómeno tiene varios nombres, incluyendo autoluminiscencia, luminiscencia débil, emisión débil de biofotones y quimioluminiscencia espontánea. La definición usada actualmente y comúnmente para indicar este fenómeno es “emisión ultra débil de fotones” (EFU), que se subdivide en: tipos espontáneos y tipos inducidos. La UPE es un mecanismo diferente comparado con la luminiscencia, que es la luz reflejada por una fuente externa o fotoexcitación. Los fotones son unos cuantos campos electromagnéticos, cuya naturaleza es interactuar entre cargas eléctricas como los electrones o cargas de agregaciones eléctricas como los átomos, las moléculas y las macromoléculas. La emisión espontánea ocurre sin la presencia de estímulos externos, mientras que la inducida es causada por factores bióticos (virus, bacterias y hongos), y factores abióticos como la temperatura y el gas presente en el ambiente, estímulos mecánicos y de luz, radiación ionizante. La UPE espontánea tiene una intensidad de emisión de alrededor de entre 10 y varios cientos de fotones por segundo por centímetro cuadrado, mientras que la inducida puede incrementarse en 2 o 3 veces más. Por lo tanto, no es visible a simple vista, con un rango espectral de entre 350 y 1270 nm.

Todavía no tenemos una causa, reconocida como la única válida, para explicar esta emisión de luz. Un modelo está relacionado con la actividad biológica de las células, en particular con la respiración celular o el metabolismo oxidativo y la reacción de los radicales libres, inferida a partir de estudios experimentales in vitro. La transición eléctrica de las especies con excitación eléctrica durante el proceso metabólico oxidativo, desde el estado de excitación de “singlete” o “triplete” al estado “basal” (considera normal para un átomo), se acompaña de la emisión de fotones en las regiones de longitud de onda corta y larga del espectro, respectivamente. La presencia de radicales libres o especies reactivas de oxígeno (ROS), corresponde a la presencia de UPE. Por lo general, la producción de ROS juega un papel clave en la defensa contra las infecciones, la apoptosis, el envejecimiento, y la comunicación celular. Según algunos autores, la presencia de estímulos eléctricos o químicos como el metabolismo aeróbico y la producción de ROS/RNS, no son un elemento clave para la síntesis de los biofotones, sino actores secundarios en la respuesta de la UPE; actúan para mantener la emisión de fotones. La actividad eléctrica relacionada con la excitación de la membrana de los tejidos celulares es probablemente más importante a la hora de desencadenar la emisión, aunque los mecanismos siguen siendo desconocidos en gran medida.

Según otra teoría, el ácido desoxirribonucleico (ADN) es la principal fuente del fenómeno de la EFU. En el ADN se encuentra un campo electromagnético consistente que se convierte en la base desde la cual se emiten estos fotones. La polaridad eléctrica se encuentra en la mayoría de las moléculas biológicas, que consisten en dipolos y/o multipolos eléctricos; esta polaridad consistente genera vibraciones, probablemente enfatizadas por la presencia de agua, generando consecuentemente un campo electromagnético. El cromosoma se comporta como un emisor láser, como una estructura modelada para emitir imágenes cuánticas expresadas como fotones, las cuales serán organizadas en información morfogenética. Actualmente no tenemos ninguna evidencia real de que respalde al ADN como una fuente principal de EFU.

Emisión local y rítmica

El fenómeno de la emisión de fotones varía según la ubicación en el cuerpo y los ritmos circadianos y estacionales. En verano, el fenómeno de la EFU  es mayor que en invierno, cuando hay una marcada reducción, variaciones que no están relacionadas con el cambio de la temperatura exterior. Generalmente, a lo largo del día, la emisión es débil durante el período de luz externa, mientras que aumenta por la tarde, y esta fluctuación no se ve afectada por el cambio de temperatura externa o interna (microcirculación) ni por la intensidad de la luz solar o artificial. Existe una relación inversa con el nivel de cortisol en la sangre, donde si los porcentajes de cortisol son más altos, la EFU es menor, y viceversa.

La EFU en el área de la cara no es homogénea, donde hay una mayor concentración en el área alrededor de la boca y las mejillas, en comparación con las cuencas de los ojos y la superficie restante de la cara. Las palmas de las manos emiten una cantidad de fotones que es casi el doble en comparación con la espalda, probablemente relacionada con la densidad de la piel; las personas de edad avanzada muestran una mayor intensidad de emisión de las manos, tal vez debido al aumento en el estado oxidativo de las proteínas de la capa córnea (estrato córneo) de la piel. El abdomen y el pecho tienen una EFU inferior, en comparación con las extremidades y la región de la cabeza, donde se registran valores más altos. La simetría de los dos lados del cuerpo, derecho e izquierdo, es más homogénea en comparación con la simetría de la zona dorsal y abdominal del cuerpo humano.

Podemos identificar un ritmo, una oscilación que determina una lógica biológica e implica una función fisiológica. Por esta razón, las variaciones de la EFU pueden indicar una enfermedad o simplemente marcar la acción sanitaria de una estructura corporal.

Biofotones cuerpo humanoEmisión de Fotones Ultradébiles y Estado de Salud:

Diversos estudios han puesto de relieve que el estado de salud influye en la emisión de fotones por el cuerpo humano. En pacientes con alteraciones de la función tiroidea (hipotiroidismo) o extirpación de la glándula endocrina, la EFU  es menor; al contrario, se registra en pacientes con esclerosis múltiple, donde la emisión es mayor en comparación con los sujetos sanos (10-20 veces más), y la simetría de los dos lados del cuerpo está comprometida. En sujetos con hemiparesia los valores de emisión son conflictivos, donde en algunos sujetos se encuentran dentro de la norma y en otros se ven alterados en comparación con sujetos sanos.

Está bien documentado que la intensidad de la emisión de UPE aumenta a medida que aumenta el número de células tumorales, en comparación con el tejido sin presencia de cáncer. Este aumento lineal de fotones probablemente corresponde al aumento de la ROS, donde el crecimiento de los radicales es paralelo al crecimiento del tumor.

El estado mental de la persona es capaz de alterar la emisión de biofotones, reduciendo el fenómeno, aunque con marcadas diferencias subjetivas. Un estudio midió esta emisión en sujetos que practicaban la meditación (meditación trascendental y OM), demostrando que un estado de relajación afecta la EPU, con valores que tienden a ser más bajos.

Es probable que el estado nutricional afecte al fenómeno de la EPU, en el que una dieta saludable rica en alimentos antioxidantes puede reducir la detección de biofotones, lo que hace suyo el modelo ROS.

El movimiento del diafragma (respiración profunda) es capaz de promover un aumento en la emisión de biofotones en algunas personas, pero no en todas; no sabemos por qué.

En la actualidad, no existen estudios sobre un gran número de pacientes que permitan afirmar con certeza que una alteración local o sistémica puede influir en la emisión de fotones pero, como han destacado varios autores, esto podría convertirse en el futuro en una herramienta de evaluación diagnóstica.

Según un estudio reciente de un modelo animal con artritis, existe una relación entre la oxidación (inflamación) y la recurrencia de la EPU. Esta relación podría servir como una nueva herramienta de diagnóstico para evaluar la enfermedad reumática.

Las mediciones de la EPU podrían utilizarse para evaluar la edad biológica del ser humano, tratando de asociar el valor de las emisiones y el envejecimiento real como prevención de patologías más graves.

El uso de la medición de la EPU en pacientes podría prevenir el empeoramiento de la diabetes detectando el nivel de oxidación de los tejidos y personalizando así la terapia farmacológica.

Biofotones y comunicación celular

¿Es la EPU un instrumento de comunicación celular? La comunicación célula a célula por parte de los biofotones se demostró en las plantas, en las bacterias, en los granulocitos de neutrófilos, en los animales y en las células renales.

Varios estudios indican que la actividad neuronal está correlacionada con la EFU y que existe una relación entre las ondas theta del electroencefalograma y la intensidad de la emisión de fotones, modelos animales in vitro e in vivo. Una hipótesis se basa en la idea de que la interacción colectiva de la excitación eléctrica que se produce en la superficie de la célula endógena a través de estructuras proteínicas intrínsecas (proteína integral alfa helicoidal), puede formar un electrón-solitón, es decir, una onda eléctrica solitaria auto-reforzante; la propagación de tal onda adicional permite la transferencia de energía al ADN (el ADN es un cristal líquido), induciendo cambios conformacionales en él que producirán biofotones. Los biofotones así producidos se envían a lo largo de las ramificaciones axonales y neuronales, entre y dentro de las neuronas, y a través del sistema nervioso central. Las neuronas contienen varios neurotransmisores sensibles a la luz (triptófano, fenilalanina, tirosina y otras moléculas), y es difícil imaginar que el sistema nervioso no se vea afectado por el fenómeno de la EFU  y que dicha conducción de fotones no transporte información codificada. Este mecanismo de conducción es probablemente influenciado por la orientación de la fibra nerviosa, y ocurre con mayor énfasis en la materia blanca del cerebro. Las ramificaciones neurales forman fibras ópticas conductoras de luz. El sistema fascial que protege y guía al sistema nervioso juega un papel prominente en el transporte de los fotones producidos.

El sistema sanguíneo es capaz de transportar biofotones. De manera similar, la albúmina, los glóbulos blancos y los radicales libres presentes en el torrente sanguíneo, transportan los fotones en todas las ramificaciones del árbol vascular, con un mecanismo llamado fototransducción. Las repercusiones de este fenómeno son actualmente desconocidas.

Tratamiento Manual y Biofotones

La terapia manual, como el tratamiento osteopático y quiropráctico, ha demostrado crear variaciones en las emisiones de fotones. Los estudios han puesto de relieve cómo los enfoques con técnicas articulares directas (alta velocidad y baja amplitud), o técnicas craneosacrales, influyen en la emisión de fotones tanto localmente como en áreas distantes del área de aplicación manual, con una reducción y un aumento, respectivamente. La respuesta de la UPE está probablemente relacionada con el tejido facial, así como con su propagación regional y en todo el cuerpo, como respuesta a las técnicas.

Los estudios muestran cómo otras medicinas complementarias y alternativas, como la acupuntura, pueden variar la emisión de EPU, probablemente gracias a un papel prominente del sistema fascial.

Todavía se desconocen las razones de estos eventos registrados in vivo y en personas sanas. Tenemos pocos datos para utilizar la emisión de biofotones en la evaluación de pacientes después del enfoque manual. Necesitamos más estudios sobre pacientes y con diferentes patologías para entender la utilidad de medir la EPU como herramienta clínica.

Sonidos Fasciales

El sonido que puede ser grabado del tejido miofascial fue mencionado por primera vez en 1665 y sólo fue retomado en 1810, descrito como un “trueno lejano”, con una frecuencia entre 20 y 30 Hz.45 El sonido fue escuchado con un estetoscopio rudimentario, mientras que en los tiempos modernos se utiliza un equipo mucho más fino con un micrófono colocado en la piel.

En el panorama científico moderno, hay una falta de acuerdo sobre el origen de este fenómeno acústico, sino más bien una convergencia sobre el significado clínico y la función del sistema miofascial. El sonido grabable del tejido puede ser utilizado como una evaluación clínica de la fuerza muscular, la coordinación y la intervención apropiada de las unidades motoras.

El miograma acústico registra el sonido producido durante el movimiento activo de un distrito muscular, en modo paralelo con respecto a la señal grabable del electromiograma.

Uno de los supuestos en los que se basa este fenómeno es la vibración lateral de las fibras musculares durante la contracción activa o con estimulación externa por electroestimulación, vibración que produce ondas de presión que generan un sonido. Las vibraciones laterales son causadas por diferencias de presión a lo largo de la fibra muscular. Esta propagación de la presión se produce en un patrón preciso y oscilatorio, y por esta razón puede ser utilizada como una herramienta diagnóstica en individuos sanos con afecciones, tanto en adultos como en pediatría.

El sonido puede derivar de la vibración de la fibra muscular en el paso de la corriente eléctrica, y corresponde a la frecuencia de resonancia propia de la fibra.53,54 Esta vibración podría reflejarse en el tejido conectivo rico en estructuras cristalinas, produciendo un campo eléctrico oscilante de la misma frecuencia de sonidos registrables debido al efecto piezoeléctrico.

Actualmente no existen estudios que determinen o midan un efecto sobre el sonido grabable del sistema miofascial, mediante la aplicación de un enfoque manual.

Sabemos que los miofibroblastos son capaces de producir contracciones rítmicas, oscilaciones mecánicas que afectan el ambiente fascial, metabólica y funcionalmente. Estas células exhiben una contracción cíclica en paralelo a las oscilaciones de la presencia de calcio intracelular, con un pico de 99 segundos por cada ciclo contráctil, y contracciones más estáticas (isométricas) debido a la presencia del sustrato de Rho y de la Rho-asociada Kinasa (ROCK). No sabemos si el sonido registrable también podría surgir de tal comportamiento fascial.

Luces, sonidos y terapia manual

De la literatura se desprende que los biofotones y el sonido del sistema fascial poseen un ritmo, un patrón de transmisión oscilatorio; tienen un lenguaje que, muy probablemente, transmite información.

Modelos recientes intentar entender cómo ocurre la interacción celular, demostrar cómo las frecuencias vibracionales/oscilatorias permiten la transferencia de electrones entre dos células, permitiendo así la activación de receptores y la unión de proteínas. Los experimentos in vitro con células embrionarias de fibroblastos de ratón en etapa embrionaria, demuestran que la presencia de vibraciones es capaz de determinar la forma de la célula y su capacidad funcional, actuando directamente sobre el ADN. Otro estudio evaluó el efecto de la vibración sobre la diferenciación y proliferación de las células madre de los ligamentos periodontales humanos, resaltando la posibilidad de guiar su comportamiento y su destino final en el envejecimiento.

El enfoque de la mano del terapeuta, utilizando técnicas manuales en el sistema corporal y en la fascia, determina un cambio en las presiones entre las células y en la propia célula, probablemente actuando sobre la presión variable de los fluidos como el ácido hialurónico. Los modelos matemáticos arrojan luz sobre cómo las vibraciones perpendiculares u oscilaciones manuales tangenciales pueden alterar la presión celular a través del desplazamiento del ácido hialurónico. Otro estudio in vitro con fibroblastos humanos, estimulándolos con presión repetitiva para reproducir técnicas fasciales manuales, mostró cómo el tratamiento es capaz de cambiar la forma y la dirección vectorial de los fibroblastos. Otro estudio in vitro, con diferentes fuerzas de presión con fibroblastos humanos, reportó que las células son capaces de responder a nivel metabólico a la información externa, como en las técnicas manuales. Varios instrumentos también se utilizan en la terapia manual para tratar a los pacientes, lo que permite una estimulación vibratoria más profunda a la persona; sin embargo, no tenemos estudios que determinen la adaptación celular a tales medios terapéuticos, aunque algunos textos sí reportan beneficios clínicos.

En la actualidad, existen algunos enfoques manuales que permiten la estimulación vibratoria del tejido, pero aún no hemos establecido la intensidad más adecuada para crear condiciones de presión como para producir un biofotón o una respuesta sonora que corresponda a la creación de un entorno fisiológico saludable. Sabemos que la evaluación de tales fenómenos es factible para entender el estado clínico del paciente, de una manera no invasiva y no molesta para la persona, pero la investigación realizada no incluye un gran número de sujetos, y no hay investigaciones sobre diferentes condiciones patológicas. La investigación debe hacer un mayor esfuerzo para identificar los valores del vibrador y del oscilador que podrían ser utilizados por los terapeutas manuales, estimulando los tejidos hacia un marco de salud. En el estado actual de la investigación, no podemos afirmar la utilidad de medir los sonidos ajustables de la fascia.

4. Conclusiones

La emisión de biofotones y la producción de sonidos del sistema fascial tiene un significado clínico, aunque no conocemos exactamente las razones que subyacen a estos fenómenos físicos. Los patrones de vibrador y oscilador están presentes cuando se registran la EFU  y el sonido. Algunas técnicas manuales implican el uso de vibraciones y oscilaciones, que son perpendiculares o tangenciales al tejido. Actualmente no disponemos de datos que nos permitan entender a qué valores imponer manualmente las vibraciones, ni qué ocurre como respuesta de los tejidos a estos factores de estrés. No podemos afirmar la utilidad de medir la EFU  y los sonidos ajustables de la fascia como herramienta clínica.

La investigación debe esforzarse más para crear una unión entre el tratamiento manual y el uso de estos fenómenos físicos, con el objetivo final de mejorar la salud del paciente.

 

 

 

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